Durante estos días, Jesuïtes Lleida se ha transformado en un escenario vivo de experiencias, en el que cada jornada es una aventura compartida. Los grupos participantes han podido combinar actividades lúdicas, deportivas y creativas con salidas en plena naturaleza, fomentando la imaginación, cooperación y respeto por el medio ambiente.
El martes empezó con música para despertar el buen humor y, a pesar del cansancio acumulado, los niños se adentraron en un concurso de construcción de ciudades naturales en el bosque. Cafeterías, piscinas y casas tomaron forma con elementos naturales, en una actividad que estimuló la creatividad colectiva. Por la tarde, visitaron el Club de Golf de Raïmat, donde practicaron pádel, Pitch & Putt y se refrescaron en la piscina. El deporte, la paciencia y el sentido del humor marcaron una jornada redonda, que acabó con una dinámica de buenas noches en la escuela.
El miércoles, el ritmo no aflojó. La excursión a la Granja Aventura de Barbastro ofreció un montón de actividades en un entorno natural: tirolinas, caballos, laberintos, camas elásticas e incluso encuentros con animales como llamas, avestruces o alpacas. Los mayores se pusieron en modo estratégico con una partida de Paintball, mientras los más pequeños disfrutaban de los circuitos aéreos entre árboles. Y todavía, de vuelta a la escuela, se atrevieron con un juego de noche por todo el patio.