Hemos acabado la temporada de recesos en el curso, con un balance muy positivo en participación y calidad de la experiencia, según lo que han explicado los alumnos participantes. Han sido en total 70 chicos y chicas que han participado en cinco tandas diferentes, entre noviembre y abril.
Dentro del planteamiento pastoral de la escuela en el TQE, los recesos son un capítulo central. Necesitamos detener la vida y el alud de actividades que la llenan, sacar la cabeza del agujero que es el día a día y mirar hacia arriba, al horizonte, al cielo, al infinito. Desconectarnos de la tecnología para conectarnos de verdad con nosotros mismos y con Dios, que nos espera en la quietud. Solo así podremos arreglar la vida y priorizar lo que es importante. Los alumnos que hacen esta experiencia disfrutan de ella y lo agradecen.
Aquí os dejamos el testimonio de los propios protagonistas.
Personalmente, creo que ha sido una muy buena experiencia, para salir de la rutina, conectar contigo mismo...
Pero los hechos diferenciales de este receso han sido, en primer lugar, el hecho de que hayamos ido de receso a Manresa. Puesto que Manresa fue un lugar muy importante para Sant Ignasi. Por tanto, encuentro muy adecuado que una escuela jesuita como la nuestra y, además, que lleva el nombre de Sant Ignasi, pueda visitar e intentar sentir la misma experiencia de fe que Ignasi vivió. En segundo lugar, creo que este receso ha sido bastante interesante y productivo por los diferentes temas trabajados.
Si me fijo personalmente en este receso, encuentro que los temas trabajados están muy bien enfocados. Por ejemplo, tres temas que hemos tocado bastante han sido cómo estoy ahora o, en esta etapa de la vida, qué es la fe o en qué creo, qué es un pecado y cómo dejarte perdonar a ti y a los otros. Pero no me podría haber quedado con estos temas si no hubiéramos hecho unas actividades muy buenas relacionadas con ellos. Básicamente, estas actividades me han ayudado a entenderlos. Normalmente primero hacíamos una dinámica para iniciar el tema, y después teníamos un rato para reflexionar en la habitación. Creo que este hecho ayuda a profundizar mejor íntimamente.
Pero sobre todo me quedo con las puestas en común, los rezos o la eucaristía, y la actividad de visualización.
Marc M.
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Esta experiencia me sorprendió muchísimo en un sentido positivo, puesto que yo no estaba muy segura de si me gustaría o no. De todas las actividades que hicimos, me llevé cosas importantes de cada una de ellas.
Las charlas y dinámicas que realizamos me han ayudado a entender mejor muchas cosas que nunca me había parado a pensar, y los momentos de reflexión en la habitación me han permitido conectar conmigo misma como nunca lo había podido hacer, y descubrir qué y quién son realmente importantes en mi vida. Las puestas en común con los otros me gustaron mucho. Me sentí más próxima a ellos y me han ayudado a ver la vida desde diferentes puntos de vista. Para mí fue una suerte poder tener un jesuita haciéndonos la eucaristía. Me pareció un momento muy especial, porque no es cada día que puedes vivir una experiencia así en un lugar tan especial. Sentí mucha paz e hizo que me diera cuenta de la importancia de compartir estos momentos con los otros. Me quedo con la sensación de quietud interior, con ganas de ser más consciente de lo que pienso y siento cada día. Este receso ha sido una experiencia muy especial para mí que nunca olvidaré, y me ha dejado con ganas de poder hacer muchos más.
Inés Z.
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Lo que yo me llevo del receso es la buena convivencia que hemos tenido y la desconexión de los móviles. También me llevo una experiencia única e inolvidable, puesto que han sido unos días para desconectar de nuestra rutina y encontrar nuestro espacio personal, momentos de reflexión en nuestra habitación y disfrutar de aquellos momentos de cohesión de grupo que hicieron que pasáramos un buen rato. Creo que también estuvieron muy bien los ratos de rezo al inicio del día y, al acabar, los ratos en que cantábamos todos juntos y disfrutábamos del momento. Me quedo con ganas de hacer otro receso y de volver a disfrutar de esta oportunidad. Por último, quiero decir que no es necesario que creas en Dios para ir a los recesos, solo es necesario que tengas ganas y que quieras compartirlo con todos.
Paula C.
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A mí este receso me ha gustado mucho. El año pasado decía que había sido el mejor, pero este lo ha superado.
He conocido cosas dentro mi que antes no sabía, he aprendido el significado de muchas cosas, y he visto qué era y quiénes eran las personas importantes de mi vida, puesto que quizás antes daba importancia a muchos temas que no eran tan importantes. Creo que estamos en un momento de la adolescencia en el que es complicado centrarte y creer en alguien, pero este receso me ha ayudado, y me parece que a todos, a saber estar y entender lo que íbamos a hacer allí.
También es verdad que cada vez vas creciendo y vas creyendo más o menos y, al final, el camino que sigues es el tuyo y tú decides lo que piensas y cuál es tu propio camino.
Me ha gustado mucho que teníamos mucho rato en la habitación, puesto que disponías de tu propio espacio y al final le cogías cariño y confianza.
Este receso nos ha servido para desconectar del día a día, de la rutina y de las preocupaciones, puesto que durante el día estás centrado en la escuela, el deporte... y no tienes tiempo de detenerte y pensar, y creo que este receso nos ha servido para hacer una pausa.
Lo que más me ha gustado ha sido el momento de la capilla de fuera, puesto que tenía unas vistas muy bonitas y era un lugar muy agradable. Me gustaría haberme quedado mucho más rato o volver en un futuro.
Aparte de todas las reflexiones, creo que ha sido un receso en el que hemos hecho nuevas amistades, y hemos conocido a personas que antes no conocíamos y quizás teníamos una visión de él o ella que no era. Nos hemos reído mucho y hemos disfrutado de muy buenos momentos en el comedor, en el patio...
Propongo para otros cursos que juntéis clases diferentes, puesto que te brinda la oportunidad de conocer gente y crear nuevas relaciones.
Creo que todos hemos visto una parte de los profesores que en la escuela no vemos tanto, ya que quizás pensamos que en clase son más estrictos, pero hemos podido ver una parte de ellos que no conocíamos.
Me gustaría expresar mi agradecimiento a todas las personas de la casa, puesto que nos han hecho sentir como en casa, estaba todo muy limpio y la comida estaba muy buena.
No encuentro ningún inconveniente, el único es que se ha hecho muy corto y me hubiera gustado que fuera más largo.
Invito a todas las personas que no tienen ganas de ir o no han ido a que vayan, puesto que en mi caso tenía muchas ganas de ir, pero algunas amigas no querían ir y lo han acabado disfrutando. Lo repetiría una y más veces.
Maria C.
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Encuentro que el receso ha sido una experiencia enriquecedora (espiritualmente) con un toque lúdico. Primero, hablaré sobre las reflexiones. Mi charla preferida ha sido la de la "fe", al descubrir que confiamos siempre. Dos charlas que también sería necesario destacar serían la de cómo estamos nosotros y cómo hemos cambiado. La eucaristía fue muy dinámica y el hecho de cantar fue un gran acierto. Por último, hubo otras actividades que me gustaron mucho: la visita a la cueva de Sant Ignasi, la dinámica de la luz y la oscuridad o la película.
Un gran acierto fue mezclar a los alumnos a la hora de las comidas, puesto que era cuando más nos dábamos a conocer. Dos cosas a mejorar serían darnos más tiempo para reflexionar en las habitaciones y un poco más de tiempo libre.
En conclusión, este receso me ha dejado más preguntas que respuestas (como dice el título) y me ha hecho ver que no tienes que creer en ninguna deidad para disfrutarlo.
Marc R.
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El receso me ha dejado una profunda sensación de paz interior. Este descanso del ruido constante de la vida cotidiana ha sido una experiencia transformadora, que me ha ayudado a ver qué es realmente importante. He podido reconectar conmigo misma y mirar hacia adentro; vuelvo a casa con el regalo de saber encontrar, de nuevo, el silencio.
Después de estos días, siento que he fortalecido mi conexión con Dios, y Él me ha ayudado a devenir una versión nueva y mejor de mí misma. He aprendido a vivir en el ahora, sin tener que preocuparme de lo que viene después; a apreciar las pequeñas cosas que me rodean y a tener más fe en mí, en los otros y en Dios.
Blanca E.
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Durante este receso, me he dado cuenta de un montón de cosas que han cambiado notablemente mi manera de ver las cosas. Empezando por el hecho de ir, hacer una pausa y tener momentos de reflexión, pasando por hacerme preguntas, aprender nuevos conceptos y percatarme de cosas, y acabando por disfrutar de un espacio sin el móvil y del contacto con la naturaleza. Generalmente, esto son cosas que no acostumbramos a hacer en nuestro día a día y la verdad es que son aspectos imprescindibles para acercarnos a Dios y de esta forma acrecentar nuestra fe.
David M.