En la actividad participaron alumnos de todas las escuelas de la red Jesuïtes Educació, a excepción de Lleida y Poble Sec, que en esta ocasión no se pudieron sumar.
Durante el concierto, los niños pudieron valorar la diversidad y la inclusión, gozar de la música en directo con una actitud respetuosa y reflexionar sobre el poder transformador de la música como herramienta de expresión y cohesión social. La experiencia fue también una celebración compartida para poner punto y final a Music Makers, un proyecto que ha invitado a los niños y niñas a descubrir la música como lenguaje universal capaz de unir a las personas.
El Grupo Bravo (www.bravo.cat) llenó el auditorio de ritmo, emoción y autenticidad, dejando un mensaje claro: la música no entiende de diferencias, sino de personas que quieren comunicar y compartir.