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Del 8 al 10 de julio, cerca de 300 educadores y educadoras de la red Educsi se han reunido en la Universidad de Deusto (Bilbao) y están participando en las XXXVI Jornadas Educativas de Educsi, una cita anual que este año se ha celebrado bajo el lema: "Una identidad que se recrea a través del diálogo".
La Fundación Jesuïtes Educació está representada por casi 40 miembros de sus equipos directivos, docentes y referentes de pastoral. Una presencia amplia y comprometida, que pone de manifiesto el deseo colectivo de seguir profundizando en la identidad ignaciana, escuchando los retos del mundo y compartiendo buenas prácticas entre centros.
La primera jornada, inaugurada por el delegado de Educación, Jaume Badiola SJ, y que ha contado con la intervención de Juan José Etxeberria SJ, párroco de Deusto, Enric Puiggròs SJ, Provincial de la Compañía de Jesús, para finalizar, con la intervención de María Luisa Berzosa FI, consultora de la secretaria general del Sínodo.
Educar es acompañar una identidad viva, en proceso y abierta al diálogo
Así lo expresaba María Luisa, una de las voces más impactantes de las jornadas, con décadas de compromiso en los márgenes. Por ella, educar es un acto espiritual, político y profundamente humano, que nace del vínculo y la presencia:
“No dialogamos para imponer, dialogamos para transformar”, afirmaba, evocando una pedagogía compartida, como un lienzo en el que cada uno aporta su color.
Una mirada que conectaba con el mensaje del provincial Enric Puiggròs SJ, que situó a la misión educativa en medio de desafíos globales como la polarización, la inteligencia artificial o la pérdida de sentido.
"Creer hoy es luchar por un mundo más justo y más fraterno", defendió, reivindicando una intencionalidad católica viva y creativa, arraigada en el Evangelio y expresada en justicia e inclusión.
Por Puiggròs, identidad, misión y estructura no se pueden desvincular. Sin comunidades vivas, compromiso y sostenibilidad, no se puede sostener ningún proyecto transformador.
También Jaime Badiola SJ, delegado del Sector Educación, interpeló a la comunidad educativa con una pregunta fundamental:
"Una identidad que se recrea desde el diálogo... ¿o dialogamos desde una identidad ya cerrada?"
Un debate que atraviesa toda la experiencia educativa ignaciana: mirar, comprender y comprometerse para seguir educando con sentido y esperanza.
Compartir para crecer juntos
Las jornadas han contado también con una participación muy activa de miembros de la Fundación Jesuïtes Educació en diversos talleres temáticos, donde han compartido experiencias propias y líneas de trabajo impulsadas desde nuestros centros.
Elena Casado, directora del Área de Personas, y Joan Gallifa, director del Área de Transformación Digital, han dinamizado el taller Rompiendo silos: transformando los equipos de gestión, centrado en la necesidad de transformar los equipos directivos para hacerlos más transversales, colaborativos y orientados a un propósito compartido.
Mireia Torrents, jefe de proyectos de innovación educativa, y Maria Jesús Méndez, directora del Área Pedagógica, han guiado el taller “Ciudadanos globales: aprender, profundizar y transformarse en comunidad”, poniendo el foco en el acompañamiento de los niños y jóvenes para que se conviertan en ciudadanos críticos, abiertos al mundo y comprometidos con su entorno.
Moisès Ferran y Quim Molina, gerente y director general de Jesuitas El Clot, han presentado la experiencia del MENOF, el espacio de actividades extraescolares del centro, que en la Fundación entendemos como un ámbito de aprendizaje más, con el mismo valor educativo que un aula. Una propuesta que integra escuela y entorno y que favorece la formación integral del alumnado desde una mirada comunitaria y solidaria.
Una identidad que se recrea en comunidad
Estas XXXVI Jornadas han sido mucho más que un espacio formativo: han sido una oportunidad para reafirmar la identidad, hacer lectura compartida de los retos educativos actuales y proyectar, desde la pedagogía ignaciana, caminos de futuro.
La participación activa de la Fundación Jesuïtes Educació es un signo de su compromiso firme con una educación al servicio de los demás, abierta al mundo y arraigada en la tradición ignaciana.