18 de Noviembre de 2025

Un itinerario por transformar: educadores se forman en sostenibilidad, equidad y participación democrática

Desde 2022, educadores y educadoras de los ocho centros de la Fundación Jesuïtes Educació siguen un itinerario formativo para consolidar la Ciudadanía Global como eje clave de su labor educativa.

Imatge
dinamitzadors

Este curso, la formación se ha ampliado incorporando el ámbito de la participación democrática, con el objetivo de dar más voz y protagonismo al alumnado en la vida de los centros y, al mismo tiempo, reforzar su capacidad de ejercer una participación activa y transformadora en la sociedad.

El itinerario forma a los dinamizadores y dinamizadoras en algunos de los ámbitos definidos en el marco de Ciudadanía Global: desarrollo humano y sostenible, equidad de género y coeducación, y participación democrática. Desde este rol, estos profesionales actúan como comunidad profesional de aprendizaje, compartiendo diagnósticos, construyendo visión y generando conocimiento colectivo para incorporar estos ámbitos en la vida cotidiana de los centros.

En este proceso, las formadoras han participado como invitadas expertas, colaborando con los equipos para profundizar en ellos y aportar mirada externa especializada. El equipo ha estado integrado por Carme Llasat y Laura Ceraldi, que han acompañado al grupo de desarrollo humano y sostenible; Alicia de Blas, que ha dinamizado el ámbito de equidad de género; y Clara Maeztu, que ha orientado el trabajo sobre participación democrática. Su aportación ha permitido enlazar el marco teórico con experiencias y herramientas prácticas a aplicar en los centros, siempre desde el diálogo y el trabajo compartido con los educadores.

“Educar a ciudadanos globales implica a personas arraigadas en su cultura, pero abiertas a las demás, con esperanza y compromiso para construir, juntos, una humanidad mejor”.

 

Padre general Arturo Sosa

A lo largo de las jornadas, los equipos han profundizado en conceptos clave como:

  • La ecología integral, entendida como una mirada que vincula el cuidado del planeta con la justicia social y la atención a las personas más vulnerables.
  • La interseccionalidad, para comprender cómo se creen distintos ejes de desigualdad —género, origen, clase social, diversidad funcional, entre otros— en la vida del alumnado.
  • La participación real del alumnado, que va más allá de escucharle e implica reconocer espacios, responsabilidades y capacidad de decisión, tanto dentro del centro como de cara a su acción futura como ciudadanos y ciudadanas activos.

De esta forma, los conceptos no se han quedado en la teoría, sino que se han conectado con la práctica educativa cotidiana y con el propósito de formar ciudadanos y ciudadanas globales comprometidos con la transformación social.

El grupo de educadores ha mostrado un gran compromiso y vive esta labor como una responsabilidad compartida al servicio de una ciudadanía global.

Esta experiencia formativa ejemplifica la fuerza de una comunidad educativa que avanza hacia una escuela más inclusiva, justa y sostenible, en la que el alumnado es protagonista y agente de transformación social tanto dentro como fuera del centro.