A partir del juego libre y espontáneo acontece el movimiento, pero también durante el día a día al Hogar, dentro de la cotidianidad está integrada la psicomotricidad. Además, nosotros contamos con un espacio muy grande y específico que nos ayuda a hacer unas propuestas más dirigidas. En este espacio son las educadoras las que diseñan las sesiones, escogen y organizan los materiales adaptándolos a cada grupo de edad y dando seguridad física y emocional.
Las sesiones de psicomotricidad con módulos, papeles de diarios, teles, cajas de cartón, etc. permitirán a los niños y niñas experimentar el placer sensoriomotor, jugando de manera libre y pasante de las sensaciones corporales a las expresiones simbólicas.
A partir de esta preparación se desarrollan, a lo largo de la sesión, diferentes tipos de juego: juego sensoriomotor, juego pulsional y juego simbólico. El juego sensoriomotor activa el sistema laberíntico y estimula, especialmente, la musculatura del equilibrio (el placer del salto, de la caída, de correr, de columpiarse, de hacer giros…). El juego pulsional aporta al niño la posibilidad de disfrutar de la destrucción desde un terreno simbólico y canalizar la energía agresiva propia del ser humano. El juego simbólico aporta al niño un juego de aseguración profunda o superficial, que funcionan como escudos que protegen al niño de los conflictos menores y recientes; son juegos de identificación que permiten al niño jugar a “hacer como si…” de forma que se pueden expresar sin miedo y pueden transformar la realidad desde su fantasía.